Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse y que forman algo así como un misterio. ______________Federico García Lorca

jueves, 7 de marzo de 2013

El mar en ella



La saliente del mar rompía en mi boca tarde a tarde,

sal y llamados acudían presurosos al encuentro y

lloraban vuelos de gaviotas en mi cien.

La arena esquivaba sus pies heridos de atardeceres

que sangraban en soles que dormían en el agua y

lujuriosas caracolas hacían de su cuerpo, fulgurante destino.

Una brisa a cuerpo y ternura configuraba su huella y

la hacía memoria en los ojos angustiados de la noche

que temía, que una vez que me abrazara, se hiciera día en

el medio de vivir.




miércoles, 6 de marzo de 2013

Le gustaba





Le gustaban los viajes al espacio

las mariposas huyendo de los frascos y los alfileres,

le gustaban las cosquillas en la panza

las risas de la abuela y

el canto acaparando corcheas en sus pechos

mientras cantaba viejas melodías de blanco despertar,

le gustaba caminar por el parque

cuando yo dormía en sus sueños,

ser la gota que rebalsa el vaso

la violencia del acallado gemir,

le gustaba que el viento se revolcara en su pollera y

que yo creyera que el mañana había llegado,

le gustaba que la risa le sembrara los labios

que la llevara a cenar a la puerta de mi casa y

cuando los pajaritos se reflejaban en la nubes del otoño

besar la tarde con fogosos besos en los cielos,

le gustaba el color rojo en las uñas y en las banderas,

le gustaba abrazar su nombre con las cascaritas de pan de la mañana y

perseguir los gorriones en el patio y en mi pelo,

le gustaba sentir los olores del crepúsculo dentro de una nuez

soñar, sí, soñar le gustaba y

comer pizzas con la mano la hacía feliz,

todo eso le gustaba en cada instante de luz

que la defendía de la noche cerrada

y como si fuera poco  

le gustaba que me guste.




martes, 5 de marzo de 2013

La vereda



Seducidos , titubeantes, y con bastón

pasaban los días,

con el pubis lleno de amaneceres y rosas en el pelo

pasaron sus quince años por la vereda,

vino el perro que seguía el carro

y descansó el instante del hambre que su dueño arrastraba,

mientras la avaricia de ellos compraba látigos en la vereda y

tu corazón se estremecía salpicando sus pesares entre la multitud.

Las preguntas dibujaban abismos en las ruedas de los coches

y el sol derretía las esperanzas puestas en la lluvia,

que presagiaban las nubes que anoche llegaron cargadas

de sombra desde tu pasado.

Mientras el pueblo danzaba en rituales que no inventó,

las marionetas del saber encendieron el fuego y

lucharon por que no se sepa el  nombre de ella,

que está debajo de las baldosas de la vereda

y que llora rebelión en su vestido

y viene cada noche

a resucitar las canciones que soñábamos las tarde de julio.



lunes, 4 de marzo de 2013

Amor proletario



Soñábamos futuro mientras nos lavábamos las manos,

caía el agua como caía la tarde, como caía la fatiga del día,

como pidiendo disculpas por herir las huellas del trabajo,

las huellas del trabajo y de la memoria de tu mejilla,

caía el agua como pagana bendición de tu amor

agua que tenia en su interior el conocimiento de tu piel,

el perfume a mañanas que traías todos los días al llegar,

la expresión de tu cara al ver que como cada mañana

esa mañana el agua era fría.

El agua que sabía de la vida casi tanto como de la inundación

que dejó la fábrica una semana sin trabajo y sin vos,

la fábrica acunaba la sirena que soñaba verte pasar la puerta.

Soñábamos futuro mientras nos lavábamos las manos,

soñábamos con el tiempo, con poder rescatar las noches

sin miedo a que sean de pronto mañana,

soñábamos con ese instante en que cruzaríamos a la vida y

caminaríamos la libertad de los pasos

que te daba de regalo la vereda y

que imaginábamos alas en el beso primero

del camino de regreso a casa.



  

domingo, 3 de marzo de 2013

Cuántas




Cuántas poesías se pergeñaron en noches como estas,

cuántas melancolías fueron a ser frazadas

de tu cuerpo hambriento de calor,

cuántos gatos se habrán maullado

como maúlla el mío a la ventana cerrada de vos.

A tus gobiernos de azúcar y preguntas,

a tus glorias de papel de diario,

cuántas ventanas se cerraron una mañana de enero,

cuántos bandoneones musicalizaron tus pechos desnudos

en noches como éstas , llenas de luna y sudor,

noches que recién ahora se saben noche,

al darse cuenta como era tu luz,

noches que se guarda bajo la manga

una sonrisa tuya y otra parecida a vos,

cuatro canciones y los diálogos mezclados

del ultimo libro que soñaste ayer

corren ansiosos por las habitaciones que imaginaste

desnuda en mi habitación,

desnuda de cielo y papel maché,

con una carcajada dibujada con

membrillo en el medio de la panza y

un ángel solitario volando en tu sexo.

Cuántas persianas se violaron una noche como esta

malgastada de tanto gastarse en recuerdos,

la noche creció hasta casi hacerse vieja y

la ciudad trajo a mis ojos su desnuda luz de amanecer.



sábado, 2 de marzo de 2013

Entre soledades





Entre soledades , las tonadas se fueron filtrando,

las tonadas y los azules de frío y silencio.

Las soledades, las penas y

un violín machadito con tu perfume

esperan del otro lado del alma.

Sueñan regresos,

vértices del tiempo

donde descansar la angustia de no ser,

estar transparentes de misericordia y

bailar la pena que vuela a tu pelo

conjurando el perdón.

La agonía de tu cuerpo

que se desangra de tanto ser pensado,

se entrega al recuerdo como lo hacia

a mí en las largas tarde de invierno.

Un beso se miente espinas y

tiembla en la verdad de tus ojos y

en la generosidad de la lluvia que

desnudó tu imagen de melancolía y

la pego a tu piel

en azares diminutos de limón

y ternura.




jueves, 28 de febrero de 2013

El molino




El molino fecundó la tierra,

le sirvió en sueños los secretos de la vida,

cada mañana silbaba canciones

de viento, valentía y generosidad.

Los días se hacían cadencia entre las aspas

que siempre volvían al sol de su rostro

inspeccionando el milagro.

Pasaban lentos los silencios

que los árboles respetaban,

que se hacían agua en tu oído deseoso de secretos.

Silencios que eran de un celeste abierto entre horizontes,

espesos y seguros de sí mismos,

silencios de procesión.

Secretos.

La confesión que daba el molino, le quemaba en la piel,

en los muslos, en la lozanía de los pechos nuevos,

el chirriar de los hierros sacudidos por el viento,

se parecía al ruido de las cadenas

que ataban su deseo.

Esa tarde el tanque le hizo el amor por última vez,

se fue hundiendo, el molino traspiraba al mismo tiempo

alivio, pesar y resignación,

su cuerpo desnudo fue haciéndose vida en el agua

y muerte en la amarga tarde que la bebía.




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